no me queda otra, solo resignación,
yo sigo mirándome en todos tus espejos,
acusando el recibo de tu discreción.
Así es como se nos está pasando la vida,
lo que vivo es para desgracia de mí,
tu boca me está de momento prohibida,
yo ya todo lo que podía te lo di.
La vida sigue pasando demasiado deprisa,
quien más amó fue quien más perdió,
a veces el cuello no me llega a la camisa,
tus balas de juguete atraviesan mi corazón.
Nunca podremos decir que fuimos amigos,
mi alma tampoco podrá cantar el alirón,
tengo muy claro todo lo que te digo,
de recuerdo me llevo más de un bofetón.
Sigo esperándote a la sombra de la luna,
no creas que me he cansado de irte a buscar,
alguna vez he tirado la toalla, alguna,
pero mejor olvidarlo, ¿Para qué recordar?.
Nos conocimos cuando ya no éramos muchachos,
algo tarde, al menos más de una generación,
eso sí, el amor nos ha dejado bien borrachos,
a Cupido no le ha faltado buena intención.
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