Hoy malvivo un largo día de incesante lluvia,
se acaba el otoño y llega el frío invierno,
solo me queda soñar con tu ausente sonrisa,
esa que está grabada a fuego en mi recuerdo.
Ya sabes que son lágrimas del cielo, la lluvia,
de emoción de ver volar libres tus cabellos,
ese mismo cielo que está reflejado en tus ojos,
con esas nubes de algodón que bailan con el viento,
tus pestañas son las ramas de los árboles,
que se mecen pausadamente en tu seno.
En verdad no sé cómo te las apañas,
pero poner luz en mi presente tan negro,
tu presencia se antoja eternamente distante,
tu distancia se presenta en hondo silencio.
Y sigue cayendo incesante la pertinaz lluvia,
mientras en el sofá, con manta, triunfa el sueño,
nuestro amor es tan de veras que cabe en un verso,
el verso que sella tus labios con un dulce beso.
Hoy es día de relámpagos, truenos y lluvia,
y de sofá y manta y de echar de menos tu cuerpo,
y me muero por apagar tu frío con mi piel,
pienso si seguirás ausente cuando llueva de nuevo.
Llueve otra vez, cae sobre mojado la lluvia,
mi cabeza mojada, mis manos mojadas y mojado mi deseo,
persiguen el perfume de tu cabello mojado,
a pesar del paso lento e inexorable del tiempo.
Me cala hasta los huesos esta machacona lluvia,
como calan los besos que te has ahorrado conmigo.
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