lo más cerca que quiero estar de ti,
es distante, lo más lejos.
Mis zapatos ya se han desgastado,
los cordones están muy raídos,
aunque las suelas te echan de menos,
las puntadas son más bien descosidos,
y no te tengo a pesar de que te he buscado.
¿Quererte así, sirve de mucho?
¿O más bien, sirve de algo?
es estar en un estadio pendenciero,
en el que lo que hoy es bueno,
mañana es un ya no te quiero,
que sabe a poco, muy poco.
Me dices que quieres estar conmigo,
al mismo tiempo, me quieres alejado,
para que no pueda distinguir tu ombligo.
Van pasando los días de color gris,
con la única compañía de tu ausencia,
sin que llegue la esperada metamorfosis,
sin un mísero beso con cierta cadencia.
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