en las que el alma se siente sola,
muy sola, tan sola como la una,
por no tener ni un ápice de fortuna.
En estas horas, bien digo, te persigo,
eres el sueño más dulce que he tenido,
eres el faro que alumbra a mi corazón,
la dueña por completo de todo mi amor.
Pero ha llegado la hora de decir basta,
no puedo esperar eternamente hasta
que decidas que quieres vivir conmigo.
Decisión de alto riesgo, pero ponderada,
aunque admito que cuesta una animalada,
quiero vivir en santa paz conmigo mismo.
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