Nació como respuesta al poema número “688, Quién te dice”, y en la sección “a petición del oyente……….”.
La belleza de su mirada,
su sentido por ser descarada,
ella que todo lo inspiraba,
su memoria de enamorada.
Su alma limpia e inmaculada,
solo yo porque la amaba,
su sonrisa, sus palabras
su serena belleza cuando habla.
La lejanía de esa mi dama,
su alma cristalina y blanca,
el amor que me demostraba.
Solo su censura que es muy sana,
de nuevo el corazón de mi dama,
a los dos se nos escapaba.
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