resuelta con tu rebeca azul cobalto puesta,
tu sonrisa y tu canesú blanco de puro lino,
y tu cara bella y serena pidiéndome respuestas.
De momento no puedo ofrecerte ninguna,
simple y llanamente porque no las tengo,
pero si soy capaz de encontrar alguna,
te juro por Dios que vengo y te la ofrezco.
Ya sé que no me crees porque no es fácil,
pero ten conmigo un poco de paciencia,
a veces la verdad llega lenta pero es ágil,
dicen que la paciencia es la madre de la ciencia.
Un día la verdad de nuestros corazones
resplandecerá, y brillará en lo más alto,
ese día tendremos millares de razones,
y seremos muy felices por haber dado el salto.
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