ya no quieres oír hablar de mis cosas,
te has empeñado en ensuciarte los zapatos,
pero al menos te has puesto agua de rosas.
Mi alma te persigue por un lejano desfiladero,
donde habita tu desprecio y tu olvido más cruel,con tus manos me empujas siempre al despeñadero,
soy infeliz pero terco, tú decides mi vida, eres mi juez.
Así, con el alma vagando eternamente en pena,
miro de soslayo como pretendes evitarme siempre,pero no puedes evitar como en mi alma resuena,
una y otra vez tu boca diciendo te amo hondamente.
Pero sigue a lo tuyo, que llevo solo mi condena,
dicen que siempre es más feliz quien más ha amado,para mi siempre serás las más linda de las azucenas,
admito mi condena por querer estar por siempre a tu lado.
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