porque te tengo un amor muy ciego,
de rodillas te imploro y te ruego,
que mis últimos momentos sean de esos.
Ya sé que es a mí a quien le toca,
seguir con este amor que desatina,
el cielo azul de tu iris se ilumina,
cada vez que mi boca roza tu boca.
Y no, no quiero volverte loca,
solo que sepas lo que provoca,
el simple parpadeo de tus ojos.
Déjame sentir en mi alma la rabia
que me deja triste, sólo y sin labia,
por una sola vez, a mi antojo.
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