y el calor de nuestras almas nos cobije,
el viento peinará suave las briznas de hierba,
trayendo las palabras de amor que no te dije.
Ese día mi corazón saltará como loco,
por la alegría de cada uno de tus besos,
ese día las horas volarán, con sabor a poco,
con la felicidad de ver cumplidos nuestros sueños.
Al atardecer, con una lumbre de por medio,
te cogeré suave por la cintura,
y te diré lo mucho que te quiero.
Por fin veré el punto final de mi asedio,
con el alma llena de locura,
y la paz inmensa del buen arriero.
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