Tengo las falanges de los dedos rotas,
de tanto apretar sin éxito alguno,
abrazando el vacío de las derrotas,
soñando con la llegada del momento oportuno.
Tengo celos del vuelo libre de las gaviotas,
a veces pienso que nuestro momento es ninguno,
en estas lides nunca he sacado buenas notas,
siempre he tenido un diez menos el uno.
Las flores acaban en las papeleras
de un sueño imposible e inoportuno,
haciendo compañía a los poemas.
Mi alma está siempre bajando escaleras,
ha cogido últimamente un color algo bruno,
porque no puede hablar de ciertos temas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario