Cada vez que no le haces mucho caso,
Gitana, piensa que así y a este paso,
Nunca más me verás por donde solías.
Por imponer, me impusiste tus jerarquías,
Los cerrojos y las cadenas, el ocaso,
Mi corazón te esperó durmiendo al raso,
No sabía el galimatías donde lo metías.
Yo me aplicaba en un amor de orfebrería,
En ser paleta de la mejor albañilería,
Sin prestar atención a tu cruel traspaso.
Cuando me di cuenta que lo que te ofrecía,
Recibía a cambio desplantes y palabrería,
Vi que no quisiste casarte. Ya no me caso.
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