Dejo constancia de uno de los poemas dedicados a los nuevos amigos cibernéticos que he cosechado últimamente:
Tras el rastro de tu tinta,
Dejas huellas de una piorrea
Que adorna mal tus encías.
Tus críticas tienen pinta,
De no tener ni una pedrea,
No uses Colgate, usa lejía.
Pues andáte pibe, andáte
Digo de forma sucinta,
Te reto con herejía.
Te dejo habas contadas,
Las neuronas trastocadas,
No pilles una pulmonía.
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