Cara salpicada de pecas y preciosa sonrisa,
Quiero recordar que nunca estuvo enamorada,
Se fue el amor sin llegar acaso, demasiado aprisa.
La quinta dama se presentó fría y sin guadaña,
Como única carta de presentación, su dulzura,
La soñaba con alguna pitarra, alguna legaña,
Demasiado linda para ser verdad, demasiado pura.
Quería quedarse habitando mi corazón,
Y a fe que casi lo consigue por cabezona,
El amor se nos esfumó en un oscuro callejón,
No me marcaba al hombre, me marcaba en zona.
A la sexta casi que ni la recuerdo,
Porque fue tan efímera como el humo,
Sólo sé que me apuraba mucho el sueldo,
A cambio de unos malos besos, a lo sumo.
Todo por la patria era su única bandera,
bajo su falda portaba una calculadora,
Lástima que se quedó en simple hortera,
De sus altos vuelos quedan mil auroras.
Entre estas histerias podría estar la tuya,
Vaya por delante que hay mucha fantasía,
Permítame la licencia de que se intuya,
Que ninguna de las historias es la mía.
Dejémoslo todo en una mal contada docena,
Tampoco hay que querer pretender abusar,
Si he de soñar, sueño sólo con tu melena,
Será de lo único que me podrás acusar.
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