Con seis años vi un libro de animales,
Entonces tenía una gran imaginación,
Sin haber salido de mi Pozo Alcón,
Empecé a soñar con mundos geniales.
Donde unos solo veían cosas triviales,
Su sombrero chocaba con mi intención,
Mis razones no eran de su abnegación,
Pero yo no cejaba con mis señales.
Aprendí a llevar mis propios aviones,
Conocí multitud de gente seria,
Traté de cerca a mucha gente mayor.
Nunca concuerdan con mis ilusiones,
Viven en la absoluta periferia,
Dando de espaldas sobre todo al amor.
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