El oro líquido que recorre mis venas las lustra,
Ese aceite que recorre mi cuerpo y que lo invade,
Se mezcla con el color rojo a proporciones justas,
Cuando llega al corazón todo se convierte en sangre.
Sangre que fluye tan solo para ir en tu busca,
Aunque le tengas prohibido el poder acercarse,
Con cadencia cansina y de forma más bien brusca.
Los designios del amor son a su vez inescrutables.
La sangre derramada se revuelve de forma injusta,
ha muerto por un amor imposible e infranqueable,
esparcida por el campo de batalla ya no se asusta,
de unos sueños que se van por un camino errante.
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