Las lágrimas afloran como el chorro de una fuente,
Las cejas se arquean, la cara queda desencajada,
Los ojos se enrojecen en la cara del penitente,
La cara ya no luce tan brillante y tan iluminada.
El amor ignorado vive en el país de los muertos,
Repudiado sucumbió sin un juicio previo y justo,
Se había ofrecido entero y a pecho descubierto,
Un tiro en la nuca recibió apoyado en el arbusto.
No se puede permitir asomar uno un poco el cuello,
Por miedo a que segado de un tajo caiga en el campo,
El cuerpo le pide muchas veces salir corriendo,
Porque ya está saturado de tanto lío y desengaño.
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