el mejor conejo que salió de mi chistera,
una bella puesta de sol de turno de oficio,
el mejor parto que nunca asistiera una partera.
te regalo una gran sonrisa sin sacrificio,
el sudor que recorre y empapa mi cabellera,
el zumo del corazón del que eres único vicio,
un curso acelerado para bajar la cremallera.
te regalo lo más granado de mi suplicio,
el llanto de mi alma en pena por entera,
el aliento con el que a veces te saco de quicio.
te regalo mi tiempo, mi vida, mi solsticio,
la pleamar y bajamar de mi corazón solatera,
en fin, amor del bueno sin fisura ni resquicio.
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