de mi corazón por tu amor,
no era una cuestión de canas,
pero si de esperar el mejor son,
con sabor a campanadas.
Aquella mañana ¡maldita sea!,
se esfumaron las ganas de bailar
siempre con la más fea,
de no hacer caso a quien me jalea,
por eso aposté por ti, aposté a ganar.
Cuando la noche arreciaba,
cantaba una habanera,
desesperado de tanta espera,
de esperar a quien amaba.
Y llegaste, vaya si llegaste,
con tu rebeca verde oliva,
y te quedaste, vaya si te quedaste,
por tu vida entera, junto a mi vida.
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