jueves, 1 de mayo de 2014

1517 MIS MADRILES III


Entre la Maja vestida y desnuda,
no me cabe ninguna duda,
que elijo la misma que ella,
y entre la desnuda y la vestida,
la que le pone banda sonora a mi vida.

Mírala, mírala, ¡qué sencilla!
la Reina de los mares de Castilla,
con la inmensidad de las estrellas,
con la dulzura de mil doncellas,
coge mi alma y la arrodilla.

Mírala, mírala, mírala, mírala
Mírala, mírala, mírala, mírala.

Paisaje con figuras de Botero,
manos gordas que recogen luceros,
a los pies de la Catedral de la Almudena
en vilo y cabizbaja va sufriendo su pena.

Chencho se perdió en la Plaza Mayor,
mi alma perdida por el Museo del Prado,
tu no me quieres entregar tu amor,
yo no me quiero separar de tu lado.

Última parada en Plaza Tirso de Molina
para tomar un refrigerio y lanzar
un verso al aire que respira Sabina.

Mírala y no te canses de mirarla,
bésala y no te canses de besarla.

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