como la sombra alargada del ciprés,
ya no nos vemos ni una vez al mes,
mi luna es menguante, la tuya llena.
Mi pecho brama con la fuerza del surtidor,
va manando una rabia mal contenida,ve como poco a poco va pasando la vida,
sin atisbo de cantos de alondra o ruiseñor.
Ya no quedan ni flores secas en el jardín,
nuestro amor ha perdido todo su acento,hasta las notas salen tristes de aquel violín.
el aire transporta tristemente un lamento,
parece que este si es el principio del fin,las palabras de amor se las llevó el viento.
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