En las
Rimas de Bécquer, después en un poema de Luis Cernuda, últimamente en una
canción de Joaquín Sabina, aparece con descaro el verso: "...donde habite
el olvido...", cuatro palabras que se me han quedado grabadas a fuego en
mi memoria y han dado lugar a lo que sigue, en dos partes.
Recuérdame lejano, con una sonrisa en tus labios,
En la línea donde el horizonte junta tierra y cielo,
la paz entra por las rendijas como flecha de Cupido,
allí estaré mirándote, desde donde habite el olvido.
Recuérdame en el vuelo libre de una golondrina,
A la sombra de la majestuosa montaña granadina,Soñando todo lo que pudo ser, pero que nunca ha sido,
Desde allí te guiñaré un ojo, donde habite el olvido.
Recuérdame mirando al cielo, cómo corren las nubes,
Cuando se empine la cuesta de la vida, pero la subes,Cuando te palpite el corazón realmente desvalido,
te seguiré susurrando desde donde habite el olvido.
Recuérdame y no me olvides nunca ni me dejes sólo,
Al escuchar una frase mía, en otros labios y un soploDe aire fresco te saque una sonrisa sin previo aviso,
Te estaré esperando expectante donde habite el olvido.
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