Al verte mi alma se vuelve lisonjera,
para ella tu representas la esencia,
al acecho espera con impaciencia,
desesperadamente loca en la espera.
Mis sentimientos arden en la hoguera,
mi dolor tan solo lo detiene tu presencia,
ante mi te envía la bendita providencia,
pero nos atenaza y atemoriza la ceguera.
Sabes bien cuál es la dichosa diferencia,
siempre he defendido que eres la primera,
conjugada con el presente de ignorancia.
La prisa nunca ha sido buena consejera,
ya estoy deseando escuchar tu sentencia,
para que llegue a las almas la primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario