viernes, 8 de marzo de 2013

1062 RECUERDO AQUELLA TARDE FRESCA Y FLORIDA

 
Recuerdo aquella tarde fresca y florida,
impresa e indeleble en mi mente a fuego,
tan olorosa y etérea y tan encendida.

Hablamos y reímos, dijimos hasta luego,
tardamos años en vernos finalmente,
pasando por meses de total desasosiego.

Mi alma tiene bastante claro lo que siente,
la gran duda es si la tuya también podría
quererme de éste modo, tan cuerdamente.

La distancia, dicen, que el amor enfría,
aunque la buena verdad es que se padece,
padece el que recibe y padece el que lo envía.

Ahora parece que finalmente florece,
después de todo, todo acaba pasando,
el desánimo y la ansiedad desaparece.

El buen ejercicio es estar repasando,
con el calor y el crepitar de la lumbre,
la sana costumbre de seguir amando.

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