Una cena sin ti no es una cena,
la soledad es reina de mi casa,
tu imagen por mi mente siempre pasa,
para mi cuerpo eres su Magdalena.
Me duele hasta el tuétano de los huesos,
pero sigo aferrado fuerte a mi fe,
a pesar de pesares y procesos,
tengo claro lo que siento y lo que sé.
¡Y qué más da lo que diga la gente!
¡Que nos dejen tranquilo nuestro infierno!
¡Que nuestro tiempo ya es muy inclemente!
¡Que nos dejen vivir amor eterno!
No hay sitio para más cicatrices,
ya no nos hacen daño las injurias,
nuestro amor tiene fuertes las raíces,
cortemos de un tajo con las penurias.
Ni a punta de pistola ni de lanza,
es amor en vena sin anestesia,
tú más Dulcinea, yo más Sancho Panza,
no es preciso ni papeles ni Iglesia.
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