que esperan para enterrar lo nuestro,
por eso digo que hay que ser diestro,
y no perder una pizca de aventureros.
Cuando el alma se acomoda y apoltrona,
el polvo deja paso a la tela de araña,
mi corazón no sé cómo se las apaña,
para enseñar su faz más fiera y leona.
Lucharemos denodadamente por lo nuestro,
Porque querernos es sentimiento natural,
Y la felicidad inundará nuestra existencia.
No daremos cuartel a ningún secuestro,
Nuestros besos serán de lo más habitual,
Y acabaremos de cuajo con esta penitencia.
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