Allá por el altiplano,
se divisa desde un cerro,
un corazón en la mano,
defensa a cara de perro,
cultivo de buen hortelano,
un forjado duro de hierro,
un gran amor que es muy sano,
va volviendo de su entierro.
Contigo no se que gano,
No pretendo el destierro,
Quiero estar muy cercano,
Libre de aquel encierro,
Y que sea más bien temprano,
Con sentimientos de ferro,
Poder ser tu cortesano,
Con el sabor de que no yerro.
Este amor no es tan liviano,
Acabaré como un cencerro,
Quiero ser tu parroquiano,
no tan solo un testaferro.
Pidiendo peras al manzano,
parece que si me emperro,
no soy tu primo hermano,
me duele mucho el guajerro.
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