Dispárame toda tu artillería,
Produce en mi alma ese dolor inmenso,
Ama de noche y maldice de día,
Me merezco de sobras tu suspenso.
Queda muy en entredicho mi hombría,
Mi corazón ha quedado indefenso,
Pero te juro por la vida mía,
Que tan sólo es en ti en lo que yo pienso.
Ante ti tengo la fuerza de Sansón,
Mi corazón se pone lo más digno,
Tan reluciente como el rey Salomón.
Sin embargo no se apreciar un signo,
Que saque a mi alma de esta prisión,
a vivir sin ti yo no me resigno.
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