Casi siempre que me acerco acabo airado,
Por terco, más bien parezco un ciego,
¡Trátame con mucho cariño, te lo ruego!
Mi único pecado es estar enamorado.
Tiemblo porque contigo he de tener sumo cuidado,
Porque te empeñas en apagar este fuego,
¡Ya te vale! Eres cruel… ¡desde luego!
Últimamente te adornas para dejarme helado.
Tus argumentos me dejan tocado y perdido,
Mis pestañas se lavan a diario con mis lágrimas,
Tengo controlado un arsenal de horas perdidas
Tu cerrazón es aquí a donde nos ha conducido,
De nada han servido mis decenas de miles de rimas
Al chocar de frente con tus ideas suicidas.
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