Tu alma es limpia como las azucenas,
huele cual carcajadas de un chiquillo,
no puede levar anclas y cadenas,
malvive con su vida en cabestrillo.
Sobrevive a todo por mero instinto,
es incapaz de picar fuerte espuelas,
cualquier decisión es un laberinto,
sus notas vitales son feas esquelas.
No me gusta verte tan suspendida,
tan inerte y lúgubre, tan urgente,
en tu propio yo, tan inadvertida,
como un buen payaso que riendo miente.
No sabemos disfrutar de un minuto,
ya todo nos huele a malos olores,
el blanco jazmín se llena de luto,
hasta el canto es triste en los ruiseñores.
De repente un día vivirás muy sola,
y mirando atrás pensarás: "Me muero",
dejé escapar la luz de su farola,
mi equipaje es demasiado ligero.
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