No digas que me dejas, que te mato,
no te empeñes en dejar mi alma viuda,
tras haberme hecho dudar de mi duda,
bien podrías pensar en quedarte un rato.
Del Cristo de lo Imposible soy beato,
mi corazón no va a cambiar de muda,
sudar la frente, mi alma ya la suda,
en mis altares tengo tu retrato.
Ya tengo mi vida muy amoratada,
el dolor no me lo quita ni un doctor,
siguen batiendo alas las mariposas.
Te pienso cada negra madrugada,
supongo que son las cosas del amor,
esas mismas cosas tan dolorosas.
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