que cambiaba el paisaje con los amoríos,
que el sol se alza sobre páramos sombríos,
y que todo puede cambiar por un canto.
La felicidad brilla más que el llanto,
ya no quedan aquellos días fríos,
al fin estos sentimientos son los míos,
y parece que estoy curado de espanto.
Mi alma descansa después de ser trabajosa,
después de ver tanta lágrima derramada,
incluso hasta ha madurado y endurecido.
Pues sí que tiene muchas migas la cosa,
cuando creía estar más desesperada,
de en medio de la nada has aparecido.
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