Se siente prisionera entre cuatro muros,
Que hace tiempo que no conforman su hogar,
Sería muy feliz gritándole al mundo,
A quien quiere y con quien quiere estar.
Pero hay impedimentos difíciles de solventar,
Veinte años de vivencias que no se pueden olvidar,
Por no hablar de dos pajarillos,
Que no vuelan solos, porque les falta plumar.
Renunciar a todo ello, así, sin más,
Es complicado y difícil, pero el reto ahí está,
Poner velocidad de crucero a un corazón,
Que lo único que quiere es vivir con libertad
La felicidad de estar cerca, día a día,
De la persona que es su luz y su guía.
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