Y ya no hubo más tedio en su vida,
Y nunca más se sintió sola,
Y pudo escuchar al fin,
El sonido del mar desde una caracola.
Vive en un mundo diario de ilusión,
Donde la felicidad está presente a raudales,
Tiene entregado totalmente su corazón,
Vive muy feliz, con sus sentimientos en pañales.
Y a veces piensa, cuando está melancólica,
Que este paso debía haberlo dado hace años,
Cuando en su alma empezó a notar el pica-pica
Y sigue enrocada en no hacer daño,
Sin saber que al final todo salpica,
Al centro del alma o a sus aledaños.
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