Parece que nos ha llegado ese día,
En que todo lo mandamos al traste,
Por fin de mis abrazos te escapaste,
Lee el soneto postrero que se te envía.
Nunca acaban juntos cuando Dios los cría,
Este refrán mal me lo disparaste,
Me lo colaste como un buen empaste,
Perdona que en esta tristeza, me ría.
No tengo el alma para más querellas,
Quiero encontrar en tu olvido el consuelo,
Reírme al ver tu cara entre las estrellas.
Me toca tocar de pies en el suelo,
Apurarme tu olvido con botellas,
mar de mis lágrimas de desconsuelo.
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