Tu corazón ni a respirar se atreve,
lo enterraste vivo al dejarlo muerto,
todo su amor mantuviste cubierto,
en cuarentena, sumergido en nieve.
Tu cabeza siempre hace lo que debe,
nunca has vivido a pecho descubierto,
quedas inmóvil, atracada a puerto,
petrificada, nada en ti se mueve.
Para ti no existe la primavera,
lo más fúnebre es tu mayor alegría,
aunque el amor en ti se reverbera.
la brillante alba es una gran osadía,
especialista en ir por la ribera,
florece mi enfado, no tu rebeldía.
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