Porque te ve siempre serena,
Cada día, cuando atardece.
¡Tú eres mi fuente de inspiración!
La que me saca y me produce el caos,
Y desordena a diario mi cerebro,
Tú eres la única que hace
Que cada día me vuelva a amanecer,
Con el mismo brillo que el oro,
Mi alma contigo se enfrenta
E incluso se enfrenta con mi mente,
Que va desbocada como un corcel,
Al mismo tiempo no pace
En la tranquilidad, más bien se ata
Con cadenas que no rompe.
Ahora que nos llega el cénit,
Que lo tenemos al alcance de la mano,
Es cuando más pesa el paso del tiempo,
Pesa como una losa marmórea,
Indescifrable e imposible
Insostenible, apático, sin ritmo,
Consistente y sin número,
Con el destino dando la nota.
Ahora, con un compás acompasado,
La ansiedad es la que muerde,
Fiera que nos va moldeando,
Con incansable capricho,
Pero no borra que recuerde
Que te amo, que te sigo amando,
Así que al final, queda todo dicho.
El caballo que galopo a la grupa,
Va desbocado con tesón,
Las riendas tensadas agrupan
El ritmo alocado del corazón.
Se queda atrás un camino,
Lo transito, pero no termino.
¡Démosle razón a nuestra razón!
¡Dejémosle que gane esta lucha!
Este caballo ha de ser ganador,
Por sentimiento y por raza pura,
Porque es sentimiento de los dos.
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