La mayoría de las veces son crueles refriegas,
Que acaban llenando de muerte los fríos ataúdes,
Donde habita un triste olvido, un concierto de laúdes,
Cuando reniegas de aquello que siempre me niegas.
Batalla para perder la guerra de estrategas,
De un solo de concierto entre tristes multitudes,
Acaso valorando un segundo de inquietudes,
Y sufriendo lo insufrible porque no te entregas.
Que no, que este gran amor no es del tipo obsesivo,
Me ha dicho que si no gana esta vez, se retira,
Ya llegó la hora en que su corazón se decida.
Enarbolo la bandera y estandarte emotivo,
Ya sabes a las claras a lo que mi alma aspira,
Ella ante ti siempre se muestra muy enardecida.
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