No entiendo que tu alma esté siempre tan reprimida.
Sin embargo tu sonrisa a mi amor lo florece,
Andaba algo mustio más contigo reverdece,
Tu alma y la mía deben estar hechas a medida.
Ahora que ya eres buena juez y parte, investida,
Al juicio de tu corazón el mío comparece,
Al mirarte de frente nervioso se estremece,
Merece mucho la pena, la pena invertida.
Estás tatuada indeleble y a fuego en mis adentros,
Cuando aprieta la desesperanza mi alma inspira,
Tengo tus sonrisas en mi mente registradas.
Ya solo suspiro por tener nuestros encuentros,
Mi corazón embobado relata y conspira,
los amores son luchas que no van enlatadas.
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