el final de ésta historia quedó escrito,
te amo con el brillo de un lucero vespertino,
no dejaré que este amor coja color marchito.
he aprendido a lo largo del tortuoso camino,
lo que este amor tan fuerte en mi suscita,
por eso mi alma es la de un buen peregrino,
y por eso esta misma alma en silencio te grita.
Solo pretendo beber contigo un buen vino,
enamorarte. Y para ello necesito una cita,
no lo dudes, porque es nuestro destino.
Dame un sí con la fuerza de la dinamita,
convierte éste ardor en fuego divino,
y verás cómo, de alegría, mi alma tirita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario