A la vera de la sierra,
He corrido por tus calles,
He recogido las siembras.
Desde joven me fui lejos,
Pero nunca he olvidado,
Que allí están mis raíces,
mis sueños de enamorado,
esas coletas que aún veo,
con dos carrillos morados,
algún chichón en el alma,
algún ojo amoratado.
Pueblo donde yo he nacío,
A la vera del pantano,
Siempre mirando al cielo,
Siempre al cielo rogando,
Porque llegase la lluvia,
Para que hubiera buen grano,
¡Cuantas suelas desgastadas!,
En invierno y en verano,
Por estar muy cerca de ti,
Siguiendo tras de tus pasos,
En la sombra siempre oculto,
Día a día sin descanso,
Con mucho frío y con calor,
En las cuestas y en lo llano.
Ya con la frente nevada,
Con los recuerdos de antaño,
Con las vivencias felices,
Y otras que hacen daño,
Recuerdo aquella muchacha,
El gran beso en aquel caño,
Con sus caricias fugaces,
Y con sus manos temblando,
Entre susurros me hablaba,
Poco a poco respirando,
Cuantos te quiero vertidos,
Repitiendo: ¡cuánto te amo!.
Con el paso de los años,
La nostalgia va apretando,
Un gran nudo en la garganta,
El tiempo trae con su paso,
Algo oprime mi diafragma,
cosquillas revoloteando,
las mariposas a diario,
de un estómago alterado,
pueblo donde yo he nacido,
Pozo Alcón, pueblo amado.
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