No tiene alma de faquir,
Su corazón es puro esqueleto,
Dedicó su vida a malvivir así.
Su vida transcurre entre dos siglos,
Dice no ser de allá ni de aquí,
Su bigote recuerda a algún rabino
Perdido en el casco antiguo de Madrid.
Se juega el alma en causas perdidas,
Sin pies ni cabeza, sin pedigrí,
Experto en noches de filosofía,
Su única meta es siempre vivir.
Su alma tira más a quinqui,
Su idea fija: Profanar París,Le basta con un par de whiskys,
Para por momentos ser feliz.
Muere y mata por sus ideas,
No acepta un no, quiere un sí,Usa como mantas las banderas,
En política sólo sabe maldecir.
Su patria es el universo,
Su amor sabe a regaliz,Malvive en un mundo de cuerdos,
Es corazón noble y sabe sentir.
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