soñando mirando al tejado,
te miro y observo cada día,
entre la tristeza y la melancolía.
La alegría de un timbre, un delantal,
dos pares de ojos que se besan sin más,
amor etéreo, intangible, doloroso,
cuando no hay manera de cazar al oso.
El descaro es un sentimiento lejano,
cuando aparece muy de tarde en tarde,
siempre pasando por un primo hermano,
nunca es suficiente la cera que arde.
Un descaro con control exhaustivo,
que aparece con parsimonia a chasquidos,
corazón triste, inalcanzable y altivo,
que no se deja ver ni en los descuidos.
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