sábado, 30 de junio de 2012

819 INFORMATICOS: CON LA IGLESIA HEMOS TOPAO


Este proyecto de poema es una carta dirigida al Director del Departamento de Informática de la empresa donde trabajo, ya que el servicio prestado dista un poco del que se espera. El mencionado Sr. tiene un verbo fácil y sabe utilizar un léxico muy adecuado y convincente, pero yo no lo compro.

Permíteme contestar a tu perorata
con cuatro versos mal planteados,
mi gran verdad es que sobre ordenatas,
no entiendo más que lo necesario.

No me tengo por un especialista,
pero sí, como compañero y cliente,
digo que a la hora de hacer la lista,
no te compro, aunque me tiente.

Tu empresa debe hacer bueno el nombre,
a su etimología de "Efimática",
yo que pago, lo que espero, hombre,
es eficiencia y no matemática.

Te aseguro que fuera del grupo,
la post venta es primordial,
por mi parte ya he cubierto el cupo,
ahora necesito un servicio cabal.

Nosotros no trabajamos con papeles,
los clientes son personas que pagan,
no usamos salidas de "Padre Apeles",
si no damos servicio, se nos marchan.

Así que dejémonos de vueltas y monsergas,
Y vayamos objetivamente a lo principal,
Te lo puedo decir en prosa o en jerga,
Dar servicio, macho, es lo primordial.

No podemos estar un fin de semana,
Sin un ordenador que funcione decente,
Que conste que no es porque nos de la gana,
Más bien, por los clientes que tenemos enfrente.

Ante eventualidades de carácter informático,
Lo que prima es la velocidad de reacción,
Si eres rápido, proporcionalmente más simpático,
Si eres lento, el adjetivo siempre acaba en “ón”.

Nada que decir del departamento, de los chavales,
Al contrario, tienes muy buen material humano,
Buena gente, honrados, currantes y profesionales,
Eso si, les has de abrir un mucho la mano.

El ahorro pretendido, con descaro, a costa del servicio,
Crea malos entendidos, si se convierte en un mal vicio,
Es la vida real, llena de sucesos y no de supuestos,
El pc se arregla ya, o de lo contrario estamos muertos.

Servicio, servicio rápido y fiable y precoz,
Eso es lo que esperamos, es lo que pagamos,
Como el relámpago y el rayo, así de veloz,
De no ser así, nosotros mismos nos engañamos.

A veces nos sentimos como un velero,
Pequeñito, abandonado en su cáscara de nuez,
Cuando arrecia la tormenta, por el sendero
Nunca es buena respuesta el mañana o el después.

Así que apriétate los machos y pongamos
Rumbo firme y velocidad de crucero,
Con atención al cliente, nos pagamos,
Si no damos esa atención, cero patatero.

Esa desesperante ayuda de escritorio,
Cámbiala por un atendido teléfono caliente,
Desde los fogones necesitamos un consultorio,
Te aseguro que lo primero exaspera a la gente.

No pretendo sacar los pies del tiesto,
Pero me sale la cosa venial,
Te aseguro que desde mi puesto,
La perspectiva, aun, sigue siendo genial.

Aquí te dejo escritas mis impresiones,
Sin ánimo alguno de ofender,
Dejémonos de cavilaciones
Y revisemos a fondo el proceder.

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