Nos sentimos morir de extrañarnos tanto,
Y a veces nos cuesta hasta el respirar,
Nos estamos preguntando cuanto
Tiempo tendremos aún que esperar.
Los días pasan y nos producen espanto,
Ahora sabemos que hay que sufrir para amar.
Ya solo soñamos en que nos llegue la hora,
El destino final, sabemos dónde ir,
Mi alma solo quiere bailar contigo,
Y te implora que la dejes vivir
Tan solo aspira a poder sentir y seguir
A orillas de la sombra de tu postigo.
Quemamos miles de mensajes,
De horas tediosas, echándonos de menos,
Parecemos tener en contra a las diosas,
Escarpados son nuestros terrenos,
Mucha sequía hay en nuestros paisajes,
Y los abordajes acaban en truenos.
Sabemos muy bien qué es lo que nos duele,
Tenemos intereses comunes en Pozo Alcón,
Estos días no hay quien nos consuele,
Por amarnos no tenemos que pedir perdón,
El camino de un amor denso y fuerte suele
Ser una vereda de mucho corazón.
Despójate de tantos miedos infundados,
Lánzate de cabeza a mi piscina,
Tras ocho años de momentos dados,
Ya no quiero esperarte más en la esquina,
Mis glúteos sabes que andan cuadrados,
De horas y horas de espera genuina.
Yo me lancé sin pensarlo a tu piscina,
Ahora deben de cumplirse los ocho años,
Tiempo suficiente huyendo de tu vecina,
Ya no tenemos que aplicarnos más paños,
Los aledaños seguirán siendo los aledaños,
Nunca dejaremos de sentir cierta inquina.
Siempre al quite de ojos avizores,
Siempre al quite de lenguas viperinas,
Amor con miedos que infunden temores,
Churretas que van a limpiarnos las letrinas,
Alcahuetas que hicieron de Celestinas,
Sin haber probado de cerca estos amores.
Juntemos nuestros destinos libremente,
Dejemos atrás cadenas e impedimentos,
El amor nos mana de una frondosa fuente,
Inagotables son nuestros sentimientos,
No necesitamos ni cataplasmas ni ungüentos,
Este cuento de amor lo llevamos tatuado en la frente.
Calella, 06/08/17 – 11:32
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