El amor perdido es el más sentido,
Solemos darle su importancia tarde,
Cuando la ceniza se enfría, y no arde,
Solo entonces queremos su latido.
El desconsuelo del orgullo herido,
Nos martillea como un acto cobarde,
Sólo entonces, en un postrero alarde,
Mejoramos un paso malvivido.
El más duro suele ser quien más llora,
El que más ama es aquel que es más feliz,
No esperemos a perderlo para amar.
De nada vale después el que implora,
Disfrutemos del sabor del regaliz,
Valoremos el horizonte del mar.
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