Con su sonrisa, y su tranquilidad,
Vive la paz de su hogar con naturalidad,
Y es tan guapa como la Virgen María.
De joven, con su vestido de Magdalena,
Rompía sin esfuerzo los corazones,
Su mirada pausada se carga de razones,
Y a veces tiene un rictus de pena.
La ves… si vas a verla a su casa,
Siempre que puede evita los follones,
Transita solitaria sus emociones,
Mientras la vida tranquilamente pasa.
Mi gordi es sencillamente maravillosa,
Cocinando… ¡la envidia el mismo Arguiñano!
No sé de quién habrá heredado esa mano,
Con sus nietas se siente tan orgullosa.
Es la mayor y no tiene ninguna manía,
Siempre sabe poner paz y harmonía,
Sabe aplicar con naturalidad su sabiduría,
Es mi hermana, la quiero y se llama María.
Calella, 09/06/18 – 11:47
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