Cetrino capeando tu rabieta,
Fresco con su voz altiva,
con la ansiedad desmedida del poeta.
Verde, ¡que te quiero verde!
De verdor frondoso de arboleda,
Glauco como las aceitunas.
En el centro del alma me muerde,
¡Así que sálvese quien pueda!
De estas horas tan oportunas.
Te quiero del verde de un olivar,
Fresca, joven, siempre bien arreglada,
Tú eres mi significado del verbo amar,
Y de mi corazón su raíz cuadrada.
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