Mientras tanto como viento pulula,
Perdida por un sinfín de callejas,
En sus dulces sueños contigo copula,
Con la laboriosidad de las abejas.
Bendita esa condición tan humana,
De extrañarte siempre en mi cama.
Nos darán las diez, las doce y la una,
Mientras la vida ruede como una rueda,
Al abrigo de una intensa luz de luna,
Silbarán las cuerdas de una ballesta,
Intentando alcanzar la preciada diana,
Atravesando ríos, llanuras y sierras,
Hemos perdido la guerra y no por ganas,
Y tampoco por falta de fe guerrera,
Es por ello que habita el fondo del alma,
Las horas más tristes de la tristeza.
Golpes de ansiedad golpean el pecho
De la mentes que aún viven y sueñan,
Desde cualquier jergón, desde su lecho,
Por derecho, sus sueños sobrevuelan.
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