La noche se tiñó de barro a dedo,
Cuando al amor quisiste amortajar,
La margarita yacía deshojada
Sobre los adoquines mojados.
Y te fuiste,
Y fui incapaz de detenerte,
Mi garganta sucia de barro
Ladraba como un perro,
Incapaz de articular palabra
Y el amor se desangraba
Y se unía al barro húmedo
Y había brillos de cristales en el suelo,
El mundo seguía su ritmo
A nadie parecía importarle
Que nuestro amor acabase en balde,
Y lloraron mis manos,
Y sintieron mis ojos,
Y olieron mis oídos
Cuando todo se iba por la alcantarilla,
Una pasta de sangre y agua,
Un amor lavado
Una colada más tendida.
Calella, 11/12/17 - 12:31
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