Soñaba contigo cuando me dormía,
siempre con tu pose tan insolente,
vas tatuada a fuego en mi propia frente,
reinas en el buen reino de la osadía.
En esos ensueños me miras muy fría,
cortando bellos tallos florecientes,
secas de cuajo todas nuestras fuentes,
dejándome en una eterna letanía.
No entiendo por qué eres tan pretenciosa,
las dudas crecen y se hacen mayores,
eso que encandilas por ser hermosa.
Olvida de una vez tantos rigores,
tu alma no debería ser ambiciosa,
se mueren siendo muy bellas las flores.
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